Esta ruta se extiende mayormente por el territorio del sur de Francia, especialmente las zonzas que abarcaron la antigua Occitania y Provenza y llega incluso al cruce del Pirineo en España abarcando una parte del país vasco y Catalunia.
Llamamos cátaros o puros a una antigua secta cristiana cuyos orígenes se remontan al gnosticismo, recreando muchas de su antiguas enseñanzas y entremezclándose con otros nichos de la tradición como el culto a María Magdalena y la historia misma del Grial, que hemos desarrollado profundamente a través de la ruta que recibe ese nombre.
Los cátaros protagonizaron parte del maravilloso resurgimiento espiritual que atravesó todo el siglo XII, devolviendo una visión esperanzada y renovadora que contrastaba profundamente con la decadencia que se había apoderado de los territorios europeos. Se gabnaros el respeto y la protección de muchos de los señores del sur de Francia y la enemistad de la Iglesia por oponerse a la autoridad de Roma y criticar la lujosa y lujuriosa vida que llevaban muchos de los prelados católicos, contradiciendo las enseñanzas de Cristo.
Aún así, personajes de altísima reputación como Bernardo de Claraval se vieron conmovidos por la vida que llevaban a un punto tal que se dice que San Bernardo se inspiró en la vida de los cátaros para redactar la regla de la Orden del Temple, de su autoría. Víctimas de una de las cruzadas más sangrientas de la historia los cátaros fueron exterminados pero no así sus creencias, que florecen hoy, como había sido profetizado hace setecientos años.
En esta ruta recorremos ciudades, castillos, iglesias, cuevas que fueron antiguos santuarios de devoción, reliquias sagradas, montañas y bosques. María Magdalena, los cátaros, los trovadores, lugares de culto precristianos y el camino de los antiguos Misterios.